La vigilancia selectiva (o intercepción dirigida) es una forma de vigilancia, como las escuchas telefónicas, que se dirige a personas de interés específicas (individuo objetivo) y se distingue de la vigilancia masiva (o intercepción masiva). Tanto la vigilancia selectiva como la no selectiva son sistemáticamente acusadas de tratar a personas inocentes como sospechosos de maneras injustas, de violar los derechos humanos, los tratados internacionales y las convenciones, así como las leyes nacionales,[1] y de no perseguir la seguridad de manera efectiva.[2]